Potencialidad y actualidad
Eminem encuentra a Anselm Grün
Multitud de talentos personales nunca serán conocidos. Pasarán como semillas que no germinaron. Frutos enterrados en las entrañas de una tierra que los concibió, pero no los parió. Sueños, vocaciones, ideales y alegrías abortadas. Los cielos se quedarán esperando las alas que no volaron y el mar extrañara los braceados que no sucedieron.
Tardarán en llegar las soluciones a los problemas actuales. Serán descubiertas ‘después de su tiempo’ cuando se encuentren esos recursos olvidados en el pasado ocultos, escondidos y escatimados.
Eso pasa cuando las personas voluntariamente eligen no cambiar, transformarse o convertirse en lo que tienen que ser. La vulgaridad es voluntaria, la mezquindad buscada y la insuficiencia deseada. No hay excusas posibles, no hay otro culpable que el dueño de una vida desperdiciada.
Yacen en los cementerios junto a los que vivieron en plenitud los que perdieron la oportunidad de hacer algo por los demás. Por no aprovechar la posibilidad de ser, mueren los que viven una vida en potencial. Todos terminan igual, pero el camino allende sigue distinto.
Una vida en potencia está incompleta, y una vida inconclusa es infeliz. Para que ello no suceda hay que realizar el movimiento, capturar el momento del dinamismo sin desaprovecharlo. La vida es el paso de la posibilidad de algo a su realización. Es la concreción del deber ser.
¿Quién define el ‘deber ser’ o por qué hay algo que se tiene que hacer?
Según Aristóteles queda definido por la energeia (ergon) o fuerza que cada persona posee interiormente. Es la voluntad de trabajo que cada ente tiene, en potencia y en acto. Para encontrarlo primero hay que perderse dentro de uno mismo para tropezarse con el generador escondido de esa energía. Todas las personas tienen al menos una oportunidad para hacerlo. Ese primer motor inmóvil es el NOS (Nitrous Oxide Engine) que necesitan las vidas para seguir.
Mira, si tuvieras una sola ocasión o una oportunidad para aprovechar todo lo que siempre quisiste en un momento de meditación. ¿Lo capturarías o dejarías que se escapara?
Cuando encontramos el valor para descender a nuestras propias pasiones (una espiritualidad desde abajo), eso nos conduce indefectiblemente hacia Dios. Bajar a la meditación es una tarea casi insoportable. Un hombre que anhela esto podría tener palmas sudorosas, rodillas débiles y brazos pesados. Invadido por la rutina, los problemas y las preocupaciones, encontrará que ya tiene vómitos , de espaguetis en su suéter.
Está nervioso y no quiere practicar esta espiritualidad. Pero en la superficie, parece tranquilo y listo para ser bombardeado por Dios. Pero sigue olvidando por qué se sentó a meditar. ¡El mundo entero hace ruido! La espiritualidad cotidiana no se parece en nada al maná en el desierto. Es como el fuego que brota de un arbusto. Mientras mira, se sorprende al ver que la zarza, aunque en llamas, no se consume.
Abre la boca, pero las palabras no salen. Se está ahogando, ¿cómo? Todo el mundo está bromeando ahora. Se acabó el tiempo, se acabó el tiempo, ¡blaow!
¿Cómo meditar? ¿Qué necesito para lograrlo? Las pasos son:
- Buscar la soledad
- Mantenerse humilde
- Guardar silencio
- Ir cancelando poco a poco las tentaciones
- Analizar los pensamientos y sentimientos propios
- Lidiar con la pasión
- Usar una sistematización externa para facilitar el crecimiento interno
- Tener la muerte ante los ojos
- Contemplar
- Practicar la dulzura
Lo intenta, pero pronto vuelve a la realidad. Abre los ojos y ahí ve la gravedad. Se atragantó con sus miedos, está enojado, pero no se rendirá tan fácilmente, no, no lo aceptará, sabe que está de espaldas a las cuerdas, eso no importa, es estupendo. Él lo sabe, pero está arruinado, está tan estancado…
Pero él, como un hombre lleno de rabia y dolor, volvió sus pensamientos hacia el fuego amenazador y el gusano que roe, y poniéndolos en orden contra su adversario, atravesó la tentación ileso. Todo esto fue motivo de vergüenza para su enemigo. Porque él, considerándose a sí mismo como Dios, ahora fue objeto de burla por parte de un joven; y el que se jactaba de la carne y la sangre era puesto en fuga por un hombre en la carne.
No podemos admitir que no estamos a la altura del ideal, por lo que proyectamos nuestro fracaso en los demás. Nos endurecemos contra ellos. El camino a Dios siempre pasa por el conocimiento de uno mismo. No ser consciente es siempre un peligro de que nuestras ideas de Dios se conviertan en meras proyecciones. También hay personas piadosas que huyen de su propia realidad a la religión. No son transformados por su oración y piedad; simplemente lo usan para elevarse por encima de los demás, para confirmar su propia infalibilidad.
Los objetivos aquí son, sobre todo, la sinceridad y la autenticidad y es mejor que te pierdas en el silencio, el momento y lo poseas. Será mejor que nunca lo dejes ir. Solo tienes una ocasión, no pierdas la oportunidad de dejarte llenar por el soplo. Esta oportunidad llega una vez en la vida… Será mejor que te pierdas en el momento.