La extrapolación desmesurada de los objetivos laborales. ‘Productizar’ a la vida como si fuera un empleo

Ya pasó una oleada más de coaches de la temporada alta de marzo. KPIs, SMART, MBOs, métricas de desempeño, planes de desarrollo personal u OKRs. Son las reglas del juego del profesionalismo.

Pol
3 min readMar 20

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Lexica.art

Los divergentes pueden brindar una propuesta superadora, hacer lo que quieran mientras puedan o viajar a nuevos rumbos laborales. En palabras de Bruce Almighty ‘¡Así es como las galletas crujen!’

Pero el juego de la vida es mucho más que la coyuntura laboral. La vida es más amplia y compleja. No funciona con ‘objetivos personales’ definibles por uno, ni siquiera impuestos por otros.

Cada biografía comienza con una misión con limitaciones. Así como una nueva televisión viene con un manual de usuario, una resolución y un voltaje determinado. El que fabricó el lapso ínfimo de tiempo que pasamos sobre la tierra puso en la caja de los días una guía para asistirnos en el uso de la vida en particular. Nosotros no sabemos cómo funciona. Tampoco lo sabremos por más definiciones y planificaciones que realicemos o mandatos que nos impongan.

Venimos al mundo con canilla libre de agua y oxígeno. Existimos con dones casi infinitos como el amor y la libertad. Por eso la definición de objetivos personales es como querer embotellar el agua o entubar el oxígeno ilimitado. Es un buen negocio en el corto plazo y tenemos la libertad para elegir eso ¿pero para qué lo haríamos? ¿cuál es la ganancia de quedarnos solo con un tentempié de la vida? ¿Por qué ‘productizar’ el ocio, la amistad, la libertad y el amor como si fueran un empleo?

¿Objetivos personales? ¿Para qué? Es mucho mejor la misión comunitaria

Los objetivos personales nos convierten en aves con alas atadas a la tierra, sin vuelo, como pavos o gallinas, pero la misión comunitaria con la que nacemos nos da la posibilidad de volar con los otros, confiando en las corrientes atmosféricas, allá arriba en el cielo, con alas desplegadas.

La vida son tres minutos y dieciséis segundos. Es mejor hacer (fructificar), ir, encontrando el para qué en el camino antes que definir razones para hacer que justifiquen nuestros porqués. Caminar haciendo nos abre a los demás. Cumplir los objetivos nos encierra en nosotros mismos: eliminar las distracciones, reducir el multitasking, dormir más, conectarse con la naturaleza. No es un valor no ver a los que van por el camino y sus necesidades por estar concentrados en nuestros objetivos personales. Eso es evadir la misión.

A pesar de que el perrito enfocado como un láser en el puck es muy simpático, es triste imaginar vidas humanas así. Y ahí andan los sofistas del coaching predicando sus medias verdades con el adorable videíto.

Simon Sinek dijo: ‘Empieza con el porqué’. OK. Más agua embotellada para saciar la sed. ¿Está mal empezar por el por qué? ¡No! ¿Y si empezáramos por el para quién? ¿Qué cambiaría en el mundo? Absolutamente todo.

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